Santo Domingo. 10 octubre 2013.- Bajo el lema “las personas con discapacidad y los desastres: una conversación que no es tan obvia” la Comisión Europea (DG-ECHO y sus socios), el Consejo Nacional de Discapacidad y la Comisión Nacional de Emergencias, llamaron la atención sobre la importancia de invertir en políticas públicas de gestión de riesgo que disminuyan la vulnerabilidad de las personas con discapacidad al ocurrir un desastre, que tomen en cuenta sus necesidades y a la vez fomenten su participación activa en la toma de decisiones y acciones.
El próximo
13 de octubre se conmemora el Día Internacional para la Reducción de Desastres,
este año con un enfoque en la promoción y protección de derechos de las
personas con discapacidad. Por ello, estas organizaciones realizaron un
conversatorio acompañado de un simulacro que permitió identificar las
condiciones de vulnerabilidad por las que atraviesa este segmento de la
población cuando ocurre un desastre, dada la falta de implementación de medidas
mínimas que pueden salvar vidas.
“Conozco una persona con discapacidad
físico-motora que tuvo que salvarse encima de una mesa porque en un momento de
lluvia, su vivienda estaba en una cañada y se inundó, y fue su propia familia
la que tuvo que socorrerlo y cuando fue… lo encontró encima de una mesa”
explica Corporán Flemis, quien posee una discapacidad
visual.
El
doce por ciento (12%) de la población residente en República Dominicana vive con
algún tipo de discapacidad, según datos del Censo 2010. Esto representa más de
un millón cien mil habitantes de los cuales el 45% tiene una discapacidad
físico-motora, el 29% visual, el 19% auditiva y el 7% intelectual. De ese
millón el 73% se concentra en las principales ciudades y zonas urbanas del país,
que están expuestas a la ocurrencia de huracanes, inundaciones, terremotos.
La
inobservancia de algunas medidas vitales hace que este segmento de la población
se vea afectado de manera desproporcionada al ocurrir un desastre, emergencia
y/o conflicto pues les limita el acceso a las acciones de evacuación, las de
respuesta (incluyendo el acceso a los refugios, a los campamentos y/o a la
distribución de alimentos), así como al proceso de recuperación y reconstrucción.
En este segmento de la población debemos tomar en cuenta las personas que
tienen un alto nivel de dependencia y las de edad avanzada que presentan
déficits funcionales importantes.
“En los refugios no hay accesibilidad
tampoco para las personas con discapacidad. Mayormente cuando hay momentos de
desastres siempre escogen las escuelas e iglesias y hay algunas que no tienen
rampas para las personas con discapacidad físico-motora”
continúa explicando Flemis. Asegurar que los sistemas de advertencia sean adaptados
para personas con discapacidad, disminuir las barreras físicas a través del
establecimiento de rampas de acceso, la señalización adecuada, el
fortalecimiento de las capacidades y conocimientos de los miembros de los
organismos de emergencia y de la comunidad sobre la atención y el trabajo con
las personas con discapacidad, son sólo algunas de las medidas que podrían marcar
la diferencia. La inclusión de estas acciones aumentaría considerablemente la
eficacia de los esfuerzos gubernamentales en la etapa de respuesta a la
emergencia y la de recuperación.
“Después de que pasa el fenómeno
entonces viene el problema mayor y es que el Estado, precariamente, le brinda
auxilio a las personas que han quedado en dificultades pero entonces esas
personas tienen que pelear por esas ayudas y fíjate tú, la persona con
discapacidad, si no es tomada en cuenta cómo va a enfrentar ese grupo de gente
que se aglomera frente a las ayudas y colaboraciones que vienen, donde gana el
más vivo” narra Delis de los Reyes, quien posee una discapacidad visual.
Es
importante tomar en cuenta la participación de las personas con discapacidad en
el proceso de planificación de los sistemas de gestión de riesgo a través de
los comités comunitarios, municipales y nacionales, así como en las acciones de
atención a la emergencia, según sus capacidades.
Este
conversatorio fue organizado por el CONADIS, la Comisión Europea y sus socios
DG- ECHO (PNUD/OIM/UNESCO, Plan/Oxfam/Habitat, Cruz Roja, OPS) y la Comisión
Nacional de Emergencias, a propósito de la conmemoración del Día Internacional
de la Reducción de Desastres.
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